lunes, 21 de marzo de 2011

La catástrofe japonesa produce cambios de posicionamiento en el debate nuclear

Fuenlabrada, 21 de marzo de 2011

El terremoto y el tsunami producidos el 11 de marzo en Japón dañaron las centrales nucleares del país dejándole al borde de una gran catástrofe nuclear. Las consecuencias que habría si fallara algún reactor de la central de Fukushima a ocasionado una alarma generalizada tanto en los Gobiernos como en los ciudadanos de todo el mundo.

Los posicionamientos de los diferentes países son diversos. Angela Merkel ha decretado el cierre en Alemania de siete centrales nucleares que funcionaban desde antes de 1980. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, prosigue con una política de defensa de las energías renovables como sustitutivo de la energía nuclear y del cierre de todas las centrales al llegar a los 40 años de funcionamiento.

La línea de actuación varía en países como en Ucrania donde, a pesar del desastre nuclear de Chernóbil, se planea la creación de nuevos reactores y el alargamiento de la vida de los que ya están en funcionamiento. El expresidente y actual consejero de Endesa, José María Aznar, propuso el pasado ocho de marzo el mismo plan consistente en alargar la vida útil de las centrales nucleares a 60 años y en construir más centrales.

Los partidos, sobre todo el PP y el PSOE, se muestran ahora muy cautos en cuanto a sus declaraciones sobre la energía nuclear. El presidente del PP, Mariano Rajoy, se cuida mucho seguir apoyando fervientemente en sus mítines un programa pronuclear. Las declaraciones de personas como Teruko Ueno, una enfermera japonesa, que afirmó “Viviría gustosa tres horas al día sin electricidad a cambio de erradicar todo lo nuclear” mantienen a raya a los políticos y les remueven la conciencia.

Lucía Ayllón Sánchez

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